domingo, 8 de noviembre de 2009

Don Juan Tenorio, de José Zorrilla

He querido recordar una obra de teatro que es tradicional representar en Difuntos, Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Una obra que me he leído innumerables veces, cada vez que he ido a verla representada.

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Se publicó en 1844, y se trataba de adaptar una vez más en la literatura española el personaje de Don Juan. Para mí esta es la más importante de todas. Era un drama de temática religiosa y fantástica, repleta de elementos sobrenaturales, sobre todo el la segunda parte, compuesta por tres actos.

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El argumento de Don Juan Tenorio es bien conocido por todas las adaptaciones que existen de este personaje, pero no voy a dejar de comentar algo. El la primera parte, Don Juan, que se encuentra con Luis Mejía en una hostería, enumera todas sus malas acciones y las mujeres que ha seducido, en un reto que se habían hecho ambos un año antes. Resulta ganador Don Juan, pero su amigo le reta a que seduzca a una novicia, para que termine por completar su lista. Por supuesto, el protagonista acepta el nuevo reto, y le avisa que va a seducir a su prometida, Doña Ana de Pantoja, y antes de que Don Luis Mejía pueda hacer nada por evitarlo, es apresado, gracias a las artimañas de Don Juan.

Una vez que ha cumplido con su plan de seducir a Doña Ana de Pantoja, se dirige al convento donde se encuentra Doña Inés, que era prometida suya hasta que su padre, el Comendador Don Gonzalo de Ulloa, decide romper ese compromiso, debido a la vida disipada de Don Juan.

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Una vez que se encuentra con Doña Inés, la secuestra y se la lleva a su casa. La seduce, y él también se enamora de ella. Pero cuando llegan el padre de ella y Don Luis Mejía, no creen que el amor le haya convertido en un hombre nuevo, y al sentirse ambos burlados por Don Juan, se baten en duelo con él, y mueren. Don Juan tiene que huir, dejando a Doña Inés.

Cinco años más tarde, Don Juan vuelve a Sevilla, después de haber estado en Italia todo ese tiempo, y se encuentra con las tumbas de aquellos a los que perjudicó tanto, Don Gonzalo de Ulloa, Don Luis Mejía y Doña Inés, que ha muerto de amor. Muy afectado al ver que su amada ha muerto por su causa, se coloca ante la estatua de piedra del padre de ella y le convida a cenar. Y entonces el fantasma de Don Gonzalo aparece. Le quiere llevar al infierno por todas sus malas acciones, pero Doña Inés, que está dispuesta a salvar a Don Juan, le pide que se arrepienta, porque si es así, se salvarán los dos, y si no se arrepiente, se condenarán juntos eternamente.

El amor de Doña Inés salva a Don Juan, que al final se arrepiente de todos sus pecados.

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